Después de casi una década de presión económica, es probable que el uso de stablecoins en Venezuela continúe creciendo si la situación macroeconómica del país empeora. Esta es la conclusión a la que llegaron los analistas de TRM Labs, una empresa especializada en analizar datos de blockchain.
En el informe, los analistas señalan que las crecientes tensiones geopolíticas y la continua devaluación del bolívar están aumentando la demanda de stablecoins como medio para preservar valor y realizar liquidaciones. Un factor adicional es la falta de confianza en el sistema bancario tradicional.
La incertidumbre en la regulación del mercado cripto debido a las actividades del regulador SUNACRIP también juega su papel en la situación.
Según el Índice de Adopción de Criptomonedas de Chainalysis 2025, Venezuela ocupa el puesto 18 a nivel mundial en términos de adopción de criptomonedas, pero sube al noveno lugar cuando se ajusta por población. Esto indica una alta intensidad de uso de activos digitales a nivel de los hogares.
Las transacciones P2P y las transacciones de USDT juegan un papel clave en el país. Los analistas de TRM Labs registraron que más del 38% de la actividad cripto venezolana corresponde a una sola plataforma global que proporciona funcionalidad P2P.
Una parte significativa de las transacciones de conversión de criptomoneda a fiat se realizan a través de estos servicios, a menudo utilizando canales de liquidación informales.
Junto con las plataformas globales, las soluciones locales también juegan un papel importante, enfatizaron los expertos. Estamos hablando de billeteras con integración con bancos locales, enfocadas en pagos y transferencias domésticas.
TRM Labs enfatiza que el ecosistema cripto de Venezuela no se formó por razones especulativas. Fue, argumentan, una respuesta al colapso económico, la presión de las sanciones y el acceso limitado a los servicios financieros.
Según el informe, para la mayoría de las personas en el país, las stablecoins realmente funcionan como un servicio bancario minorista. Se utilizan para pagar salarios, transferencias a familias, pagos a proveedores y compras transfronterizas en ausencia de una infraestructura financiera estable.
